lunes, 12 de abril de 2010

La casa donde el atardecer es siempre cuando nos despertamos (Vero Porrez)



Noches volando y nadando juntos.
Y bailando.
A veces me agarro fuerte para no subir
tan alto.

Él empieza a girar y girar
y girar.
Sus pasos son de acróbata:
Siempre cae parado
sin tropezar nunca.

El baile se transforma en sexo
y el sexo de repente es baile.
Sudor, semen y sangre salpican
el sillón rodeado de velas encendidas,
chorreando.

La música me habla,
la escucho.
Me esfuerzo por entender las frases
en un lenguaje sin palabras.

La música es él,
es su cuerpo que vibra
y suena.

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