viernes, 28 de mayo de 2010

Sueño de día (Alberto Diaz Flores)



A lo largo del asfalto el viento desliza un panadero.
Se levanta de vez en cuando pero las más veces la rastra es a ras de suelo.

Se aleja…

A lo largo del volátil recorrido hay perros, casas, peligro de ruedas, palabrerías: gritos, comercios varios, chismes pero también sonidos dulces: fraternos, maternos, amantes y cómplices.

Las zanjas verde moho son un posible destino aciago ¿Pero para qué sufrir por algo que no ha pasado? ¿ Y para qué sufrir una vez que pasó?

Abandonarse a una fuerza es algo de lo más bello si se decide uno a disfrutar el viaje, siguiendo la cadencia y restando importancia al resto de las ocurrencias posibles, hipotéticas o esperables.

Con un oportuno y raro rulo escapo al barrendero y me elevo hacia el cielo. Le observo la calvicie y tan solo porque se trata de un rival contingente me permito una risa burlona.

Oigo como aplasta unas hojas cuya fricción ténue y melodiosa acompañaron mi movimiento azaroso por unos momentos hace unos momentos y ahora son ruido deshaciéndose en una pala.

La suerte me acompañó a mí esta vez; no me pondré triste porque un día se acabará para mí también, es algo inexorable.

Parece que ya…

Tengo una leve preferencia de que sea gente pulcra y previsora la responsable de este natatorio de loneta; si entra un niño primero se acabará pronto el paseo.

¡Qué bonito es el brillo del sol en su encuentro con el agua! Son bellas las pequeñas ondulaciones que modulan los movimientos provocados por el viento o por las vibraciones fuertes de los camiones que sacuden las casas de este barrio.

¿Este estancamiento, esta combinatoria de luz y reflejo que produce encantamiento será la tan mentada sensación de paz, o será el rodar o será el volar? ¿Cuál de todos mis pacientes movimientos?

¿Puedo decir realmente que son míos? ¿Soy acaso del viento o del agua? ¿Pero dónde entrarían entre otros la rotación y la traslación que con sus fuerzas y junto al sol provocan estos movimientos? ¿Y cuál es el lugar de la relación necesaria con el resto de los elementos?

Ahí viene mi verdugo.. es una niña de lo más bonita en una malla enteriza rosa con una gran risa. Tiene unos flotadores también rosas en los bíceps y el remedo de un pato, en hule, en la mano.

Creo entender que Azar y Destino refieren a una misma ignorancia, a la imposible empresa de desandar el laberinto ovillando el curso de la causa y a la mutilación atinada de resolver entonces padecer los embates de un incompresible determinismo.

Me ha visto ya. ¡Pero qué bellos ojos! Es de lo más cuidadosa, me pone cerca de su rostro... no sabe que yo también la puedo observar, tampoco sabe nada de las cosas que habría que saber, pero no hay duda alguna que esas concéntricas esferas guardan toda la Verdad.

De los finales posibles este es el más feliz: se dispone a soplarme.

Partiré entonces fragmentado para ser semilla. Abandono así toda irreflexiva sensación articulada por el lenguaje. Vengo de un tiempo inmemorial y me voy deshecho para renacer al tiempo.


-“¡Hey, hey! ¡No sé qué le pasa! Estaba arrancando unos yuyos y se quedó así, mirando la nada: tarado”
-“Tomá el diario, echale un poco de aire Hilda”.
-“¡Hey, hey!”
-“¿Qué, qué?”
-“¡Ay, casi me matás del susto! Parecías perdido”
-“Pues qué curioso: acabo de encontrarme”

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