miércoles, 7 de septiembre de 2011

Nachocimiento (Marina Mangieri)


La única manera de hacerte es a través de una obsesión. Obsesionarme con tu cuerpo, tu cara, tu sonrisa, tu mirada, tu mandíbula que recorta. Mirarte fijo por horas y recordarte las horas restantes. Encontrar en las formas tu ser desdibujado. Trazar líneas bailarinas en mi pupila con las notas de una canción callada por mi retina. Desmenuzarte hasta separar todas tus partes y volverlas a juntar; después desarmarlas de vuelta como un rompe-cabezas infinito en el que cada pieza debería encajar con todas las restantes de todas las maneras posibles. Lo imposible es sólo una condición. El infinito se termina.
Estudiarte anatómica, antropológica, psicológica y lógica Mente fuera de mis manos, ser amiga. Tocarte, ser amante. Conocerte mejor que nadie y ser madre. No me preocupa el resultado, me desvela el proceso. El hecho de meterme a recorrer tu humanidad y tu bestialidad con esa forma que es tu cuerpo lleno de alma, me posee.
Tú.
Ser detective, pintora y cirujana. Lo que siempre quise en una misma actividad. Estar al lado tuyo haciendo todo esto y que vos ni te lo imagines. Acechadora a la vista. Todo tiene su parte oscura, la recreación es realmente oscura. La creación es luz. Me reservo esta sombra movediza que me condena al placer voyeurista, retorcido y creativo.
Cuando estés terminado vas a leer esto, vas a echar una sonrisa sólo para largar el aire contenido de tu ser y me vas a mirar de otra manera tratando de conservar ese último aliento sólo para vos. Hasta quizás tu mirada ya no sea la misma.

Así,
esta obra es de los dos.
El que no muere no vive.
El que no mata no crea.
Un crimen de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario