lunes, 10 de mayo de 2010

"Al fin" (Julián Nugnes)



Podés vivir tranquilamente cien años debajo de un limonero sin jamás sentir angustia.


O Comprar todo lo que se ofrece y es útil para algún fin incomprensible.


O tener mil millones de hijos, árboles, savia flúo en las venas de los niños.


O Trabajar 40 horas por día para después poder plantar el limonero que viste por primera vez a los 4 años. Y ya jamás sentir angustia.


O leer y ver y tocar absolutamente toda la vasta cultura que nos legó la humanidad antes de terminar su producción a fines del siglo XX.


O tener un amante diferente para cada día del mes, segurísimo que ese es el verdadero amor.


O casarte en una fiestita humilde con tu novia de la primaria para tener tiempo y energía para jugar al fútbol tres veces por semana con tus amigos. Intentando, sin éxito, hacer la pisadita de D´alessandro.


O vivir en bares, borracho todo el día, compartiendo la bohemia petrificada del que piensa hacer del mundo un lugar mejor, invirtiendo todo el tiempo al pensamiento y nada a la producción.


O anhelar toda tu vida con tener otra vida después de la muerte en la que puedas anhelar otra vida.


O entrenar tu cuerpo hasta los límites de la naturaleza, para ser más rápido, fuerte y resistente que los demás, hasta que un piano te cae en la cabeza desde un balcón.


O editar un libro y un Long play por una editorial independiente, contando todo lo que te pasa por la mente, pensando que esa es tu vida. Intentando ser sincero, con la seguridad que cada poesía y canción que escribiste es, en realidad, una mentira.


O quedarte en tu casa siendo bueno, adorable, sumiso, generoso, honesto, sutil hasta la muerte.



Y, sin embargo,


Todos sufren, sufren, sufren, sufren, sufren, sufren, sufren, sufren, sufren,


sufren al fin.


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