
Un amigo me dijo “el foco que perdí espero que me vuelva a iluminar, por fin”.
Y así reencendí mi chispa.
Una amiga me habló y habló y habló y habló, las palabras se espesaron y fundieron con su perfume, la noche entera fue un solo de saxo en espiral ascendente.
Mis amigos jugaron con las palabras de una forma tan “Tiki-tiki” que me volví más Cappista que Cappa.
Un pulpo se agarró con todos sus tentáculos al filo de la ventana cuando su propia genialidad lo empujaba para caer. Yo y mi aliado, estupefactos.
Bailé Rock and Roll intercalado con Twist durante una hora y media. Mi pareja era mucho mejor que yo. Ejercicio recomendable para Navidades.
Los cohetes y corchos vuelan a la medianoche.
El alcohol embadurna el paso del tiempo con esa niebla petrificada tan conocida por todos los vivos, y los muertos.
(“A cada una de tus resacas, dale de postre una pileta.”)
Mi novia me amó tanto que sentí miedo.
Y así reencendí mi chispa.
Espero no ganar nunca.
Me apagaría para siempre.
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