martes, 1 de septiembre de 2009

"Mundo Pony n° 2" TeTé



Desayunamos nuestras exquisitas medialunas con queso y bebimos café con leche. Salimos a las afueras. Historias, historietas y recorridos en una tarde infernal. Menos mal que no escuchamos sirenas ni grito alguno que distraiga nuestra niñez. Vamos a tener una hija que se llamará Helena con H. Y si piensan que cargará con algún peso, se equivocan. Helenita Nugnes, jamás. Su hermano, que vendrá después, se llamará Junior. Un travieso, no menos que su padre, lleno de historietas de superhéroes y películas de Fellini.

Encantador, me agarra del dedo meñique y seguimos en nuestro mundo propio. Nos peinamos, jugamos y volvemos a reír. El compra cuatros historietas encontradas en un rincón a oscuras rodeado de andamios. Salimos más sonrientes de lo que entramos y entramos más sonrientes de lo que salimos del bar “El Federal”, nociones abusivas de tiempo y lugar.
Lana sin sweater.
Silencioso es el retorno a casa, ni nos miramos. Sólo quiero amor. Si, utópica también.
Gatuni bebé ya tiene hambre, me ocupo de eso y un beso suaviza mi garganta. Gracias, mi amor.
Tenemos muchas películas. Este fue un pedido extraño, lo hizo él, Gatuni del Medio. La familia Gatuni se dispone a ver a un tal Rocco, parece que es famoso en el arte del porno. Acolchado de Gatuni Grande, juguetes e imágenes congeladas en pasión.
Sexo.
Es aquí donde él queda paralizado. Su mano derecha no entiende razón de órdenes.
Piensa en las chicas de Rocco, en la suavidad de la piel de Gatuni Grande, sus pezones sedientos y esa concha deliciosa de chocolate amargo y sambayón.
Fuerte. Brillosa. Hermosa.
Nuestros cuerpos son parecidos. Dos gotas de mercurio flúo, diría él.

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